Sobre todas las cosas
el respeto supone una conexión con uno mismo y un conocimiento de uno mismo. Es
el único camino que nos permite entender la verdadera dimensión de este
concepto, como muchos otros evidentemente, pero este tiene un matiz particular
porque si bien representa una forma de vida y un camino, también representa una
elección importante.
Nuestro entorno
cotidiano hoy está plagado de faltas permanente de respeto, porque como
sociedad ó humanidad todavía no hemos aprendido a respetarnos. Como es adentro
es afuera, como es arriba es abajo.
La humanidad invade
espacios de nuestro planeta que no le corresponden sin pedir permiso, porque
cree erróneamente que sólo por su cualidad
de humanidad puede talar árboles desmesuradamente, realizar caza indiscriminada
de animales, contaminar aguas, lanzar gases en una atmósfera que todos
compartimos. Esto a nivel macro. A nivel micro estas actitudes también se
pueden ver cuando viajamos en el transporte público, cuando caminamos por la
calle, manejamos ó vemos/leemos/escuchamos alguno de los medios de comunicación
con los que convivimos.
Ser respetuoso significa
sostener con conciencia el sentido del límite, en este aspecto, llego hasta
donde me dejas llegar, hago lo que me dejas hacer, tus tiempos para aprender ó
evolucionar no son los mismos que los míos. Y por sobre todas las cosas, acepto
con amor ese límite que me estás poniendo ó que me está poniendo la vida.
A nivel individual esto
también significa que aprendo a tener conciencia de mis propios límites, que no
significa que sean infranqueables, en muchos casos sólo nos dan cuenta de que todavía no es el momento de hacer lo que
tenemos ganas de hacer. Tal vez no sea el momento de empezar determinada
carrera, de decirle determinadas cosas a alguien que nos molesta, de enseñarle
cosas a alguien que a mi me hicieron muy bien pero que el otro se niega a
aprender, ó si me escucha, me doy cuenta que no se conecta con lo que estoy
dando de la misma manera y entusiasmo con que yo lo hago.
Desde otro lado este
respeto hacia uno mismo tiene que ver con aceptar y acatar nuestras voces interiores cuando nos llevan a
hacer cosas que nos conectan con nuestras profundidades, que nos ayudan a
autovalorarnos y a autorrealizarnos, aunque sepamos que no vamos a contar con
la aprobación de nuestos entornos familiares, de amigos, laborales. Estoy hablando
por supuesto siempre de situaciones que impliquen elecciones sanas y no
agresivas. Ejemplos: elegir determinada carrera, determinada persona, cierta
forma de hablar, algunas lecturas, lugares para vivir, lugares para salir,
elegir incorporar a nuestro espíritu determinados conocimientos.
Me respeto cuando
respeto al otro y al medio ambiente en el que me desenvuelvo, cuando respeto mi
cuerpo, a mi corazón, y fundamentalmente cuando respeto que el otro no pueda
ver lo mismo que yo veo, sin entrar en conflicto por esa situación, sin agredir
y sin permitir ser agredido por aquella elección que me representa ó me
plenifica.