El
universo fue creado por una sola fuerza que emanó y emana de un solo Ser. Esa
fuerza es el Amor. Es una fuerza tan completa y poderosa que puede ser al mismo
tiempo constructora y devastadora, mágica y normal, suprema y común, sin por
eso, perder la capacidad que tiene de llevar todo lo que toca a su mejor
expresión.
Cuando digo que el Amor
es una fuerza devastadora no lo digo porque rompe ó marca el final de
situaciones, sino todo lo contrario. Podemos estar viviendo una situación
complicada, una relación enferma, podemos también tener una relación enferma
con nosotros mismos, pero una vez que conocemos el Amor verdadero, cada vez que
podemos captarlo desde su esencia, todo lo demás deja de ser inmediatamente y
sin explicaciones, y nosotros nos instalamos automáticamente en una realidad
nueva y expandida.
El Amor no rompe ni
desmorona, es la fuerza que nos lleva a evolucionar, a trascender y a dar un
salto cualitativo en nuestra vida. Es tan sublime que el hombre muchas veces
para entenderlo lo hace desde la apreciación de algunas de sus manifestaciones.
El Amor es más que eso, mucho más. Pero como nuestro cerebro humano para
entender a las cosas necesita
definirlas, a veces, esta definición pasa a ser
una minimización de lo que estamos nombrando.
En más de una
oportunidad al preguntar sobre el amor lo primero que piensa una persona es
sobre su vida en pareja. Esta representa una parte del asunto solamente. El es
mucho más que eso, y necesita estar presente en todos los aspectos de nuestra
vida para hacernos plenos. Es una fuerza unificadora que nos lleva a tener la
necesidad , sin crear dependencia, de contactarnos con el medio con el que nos
rodeamos. Es aquí donde aparece el servicio a través de la forma que cada ser
sienta. Servicio es darse al otro sin perderse uno mismo. Es ayudar al otro como
consecuencia directa de sentirse más conectado con el Ser Esencial.
Servicio es ayudar a
otro sin perderse en ese acompañamiento. No es solamente mostrarle ó
facilitarle a alguien lo que necesita, sino también acompañarlo en el proceso
de crecimiento que puede estar experimentando. El servicio nos conecta con una
dupla importante dentro del universo, y
esta es el dar y el recibir. Estos mellizos tienen que mantener un flujo energético constante entre ambos. Cuando en alguno de los
dos se detecta un bloqueo,
inmediatamente se corta la dinámica del proceso que los une.
Tenemos que observar
mucho más este mecanismo dentro de la naturaleza y ver con que normalidad y
asiduidad se desarrolla allí.
Por sabiduría divina
quien da siempre recibe y quien recibe en algún momento tendrá que dar. Hay que aprender a no bloquear ninguno de
estos dos aspectos a través de nuestras emociones.
Después de mencionar
algunas características del amor y el
servicio podemos avanzar ya sobre la conformación de la séptima y última
tríada, la cual queda definida de la siguiente manera: amor, servicio, gratitud.
En el proceso en el
cual hablamos de dos aspectos mellizos, dar no significa regalar a mano rota,y
recibir no significa abrirme a cualquier cosa que me den. Para poder
equilibrarnos en este proceso incluido en el servicio es necesaria la conexión
permanente con nuestro corazón. Cuando hay servicio hay enriquecimiento y
crecimiento de las dos partes , en formas sutiles y/ó en formas más concretas. Esto
se siente en la energía del lugar ó del vínculo que se establece entre los
seres.
Grandes ejemplos de
servidores contemporáneos a nosotros han
sido Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta. Y han sido ejemplos además porque
nos han mostrado que el Servicio es trabajar con la cotidianeidad que a cada
uno de nosotros nos toca. No es necesario contar con una cantidad de dinero
importante ni llamar a la mayor cantidad de gente posible para que nos ayude a
construir algo en pos del servicio. Las energías son sutiles y los procesos
sinceros son mágicos. Cada uno de nosotros puede brindar servicio desde el
saludar amablemente todos los días, escuchar a quien lo necesite, llamar a
quien lo necesite, sonreír para alguien
y con alguien, cocinar, acompañar, enviar energía.
El Amor es una fuerza
expansiva con lo cual al instalarse en algún lugar de nuestro corazón, por su
misma naturaleza comienza a irradiarse hacia todos los aspectos y acciones de
nuestra vida. Y es tanto lo que se siente, y es tanto lo que se ve que el ser
entonces no puede más que dar gracias. En esto hay un reconocimiento sincero de
lo que se tiene y mantiene, de lo que se viene a hacer y aceptación del
compromiso con el universo.
Cuando entendemos desde
el Amor cuál es la dinámica de la que somos parte y de qué manera somos acompañados
permanentemente por las distintas manifestaciones de la Sabiduría. Cuando
aprendemos a ver desde la humildad que estamos inmersos en el desarrollo del
Plan y que somos una parte importante del mismo, lo único que surge es un
increíble y luminoso GRACIAS.
Gracias por tener la
posibilidad de evolucionar, gracias por la posibilidad de sentir amor y crecer
y entender, no desde mi cuerpo mental, lo qué es el verdadero Amor. Gracias por
ser partícipe de esta realidad. Gracias por mis virtudes y mis defectos. Gracias por el lenguaje,
gracias por aquello que no puede ser expresado idiomáticamente pero sí puede
ser sentido. Gracias por la materia, gracias por los mundos sutiles, gracias
por los procesos que los interrelacionan.
Y fundamentalmente
Gracias por mostrarnos que para participar de todo esto que nos rodea no es
necesario ser Dios para disfrutarlo y vivirlo, basta simplemente con querer ser
un Ser Humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario