Séptima Tríada: Amor-Servicio-Gratitud


El universo fue creado por una sola fuerza que emanó y emana de un solo Ser. Esa fuerza es el Amor. Es una fuerza tan completa y poderosa que puede ser al mismo tiempo constructora y devastadora, mágica y normal, suprema y común, sin por eso, perder la capacidad que tiene de llevar todo lo que toca a su mejor expresión.
Cuando digo que el Amor es una fuerza devastadora no lo digo porque rompe ó marca el final de situaciones, sino todo lo contrario. Podemos estar viviendo una situación complicada, una relación enferma, podemos también tener una relación enferma con nosotros mismos, pero una vez que conocemos el Amor verdadero, cada vez que podemos captarlo desde su esencia, todo lo demás deja de ser inmediatamente y sin explicaciones, y nosotros nos instalamos automáticamente en una realidad nueva y expandida.
El Amor no rompe ni desmorona, es la fuerza que nos lleva a evolucionar, a trascender y a dar un salto cualitativo en nuestra vida. Es tan sublime que el hombre muchas veces para entenderlo lo hace desde la apreciación de algunas de sus manifestaciones. El Amor es más que eso, mucho más. Pero como nuestro cerebro humano para entender a las  cosas necesita definirlas, a veces, esta definición pasa a ser  una minimización de lo que estamos nombrando.
En más de una oportunidad al preguntar sobre el amor lo primero que piensa una persona es sobre su vida en pareja. Esta representa una parte del asunto solamente. El es mucho más que eso, y necesita estar presente en todos los aspectos de nuestra vida para hacernos plenos. Es una fuerza unificadora que nos lleva a tener la necesidad , sin crear  dependencia,  de contactarnos con el medio con el que nos rodeamos. Es aquí donde aparece el servicio a través de la forma que cada ser sienta. Servicio es darse al otro sin perderse uno mismo. Es ayudar al otro como consecuencia directa de sentirse más conectado con el Ser Esencial.
Servicio es ayudar a otro sin perderse en ese acompañamiento. No es solamente mostrarle ó facilitarle a alguien lo que necesita, sino también acompañarlo en el proceso de crecimiento que puede estar experimentando. El servicio nos conecta con una dupla importante dentro del  universo, y esta es el dar y el recibir. Estos mellizos  tienen que mantener un flujo energético  constante entre ambos. Cuando en alguno de los dos  se detecta un bloqueo, inmediatamente se corta la dinámica del proceso que los une.
Tenemos que observar mucho más este mecanismo dentro de la naturaleza y ver con que normalidad y asiduidad se desarrolla allí.
Por sabiduría divina quien da siempre recibe y quien recibe en algún momento tendrá que dar.  Hay que aprender a no bloquear ninguno de estos dos aspectos a través de nuestras emociones.
Después de mencionar algunas características  del amor y el servicio podemos avanzar ya sobre la conformación de la séptima y última tríada, la cual queda definida de la siguiente manera: amor, servicio, gratitud.
En el proceso en el cual hablamos de dos aspectos mellizos, dar no significa regalar a mano rota,y recibir no significa abrirme a cualquier cosa que me den. Para poder equilibrarnos en este proceso incluido en el servicio es necesaria la conexión permanente con nuestro corazón. Cuando hay servicio hay enriquecimiento y crecimiento de las dos partes , en formas sutiles y/ó en formas más concretas. Esto se siente en la energía del lugar ó del vínculo que se establece entre los seres.
Grandes ejemplos de servidores  contemporáneos a nosotros han sido Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta. Y han sido ejemplos además porque nos han mostrado que el Servicio es trabajar con la cotidianeidad que a cada uno de nosotros nos toca. No es necesario contar con una cantidad de dinero importante ni llamar a la mayor cantidad de gente posible para que nos ayude a construir algo en pos del servicio. Las energías son sutiles y los procesos sinceros son mágicos. Cada uno de nosotros puede brindar servicio desde el saludar amablemente todos los días, escuchar a quien lo necesite, llamar a quien lo necesite, sonreír para alguien  y con alguien, cocinar, acompañar, enviar energía.
El Amor es una fuerza expansiva con lo cual al instalarse en algún lugar de nuestro corazón, por su misma naturaleza comienza a irradiarse hacia todos los aspectos y acciones de nuestra vida. Y es tanto lo que se siente, y es tanto lo que se ve que el ser entonces no puede más que dar gracias. En esto hay un reconocimiento sincero de lo que se tiene y mantiene, de lo que se viene a hacer y aceptación del compromiso con el universo.
Cuando entendemos desde el Amor cuál es la dinámica de la que somos parte  y de qué manera somos acompañados permanentemente por las distintas manifestaciones de la Sabiduría. Cuando aprendemos a ver desde la humildad que estamos inmersos en el desarrollo del Plan y que somos una parte importante del mismo, lo único que surge es un increíble y luminoso GRACIAS.
Gracias por tener la posibilidad de evolucionar, gracias por la posibilidad de sentir amor y crecer y entender, no desde mi cuerpo mental, lo qué es el verdadero Amor. Gracias por ser partícipe de esta realidad. Gracias por mis virtudes y  mis defectos. Gracias por el lenguaje, gracias por aquello que no puede ser expresado idiomáticamente pero sí puede ser sentido. Gracias por la materia, gracias por los mundos sutiles, gracias por los procesos que los interrelacionan.
Y fundamentalmente Gracias por mostrarnos que para participar de todo esto que nos rodea no es necesario ser Dios para disfrutarlo y vivirlo, basta simplemente con querer ser un Ser Humano.

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