Cuarta Tríada: Aceptar-Trabajar-Transmutar


Siendo ciudadanos del mundo actual, la inquietud reflejada en el título de esta nota es abiertamente válida. En principio hay una respuesta inmediata, y esta es,  que es nuestra responsabilidad como seres humanos trabajar espiritualmente. No venimos a este plano como castigo, todo lo contrario. Aparecer en este plano es una oportunidad aceptada por nosotros, una puerta interesante de aprendizaje a través de la materia y en la materia. Desarrollarnos en el es todo un desafío, un reto conmovedor que nos lleva de la densidad de la materia a la sutilidad del ámbito de nuestros pensamientos y sentimientos.
En ocasiones intuyo que el gran desorden que encontramos a nuestro alrededor es como una valla impuesta por Dios para que definitivamente nos conectemos con nuestro interior. Una pared que tiene como objetivo que rebotemos hacia nosotros mismos. Es allí donde  se encuentra nuestro big bang al nuevo ser que estamos llamados a ser.
Nadie puede entender ó saber cuáles son los patrones de conducta con los que se está manejando a menudo, cuáles son las limitaciones ó carencias aceptadas, cuáles son los miedos a los que se aferra, si no se conecta con su interior. Entrar en nuestros corazones, vislumbrarnos, iluminarnos, darnos la posibilidad de conocernos y reconocer en qué medida hemos sido productos pasivos de nuestros entornos, son las actitudes que nos llevan a dar el punta pie inicial para nuestro trabajo individual.
Esta tarea que diariamente debemos hacer,  siempre se debe hacer  teniendo como prioridad la excelencia de nuestras intenciones y acciones. Esto es, en cada momento hacer lo mejor que se pueda, sin castigarse y sin vapulearse cuando las cosas no salgan como las pensamos. Hay días que vamos a hacer mejor nuestra tarea  y días que no, pero de eso se trata, de hacerlo y de mejorar en cada uno de los intentos que realicemos.
Vernos en el espejo de nosotros mismos, vernos en el espejo de nuestras relaciones y de nuestros ámbitos, visualizar lo que nos gusta y lo que nos disgusta. Reconocernos en lo que hacemos y nos hace bien, como también en lo que no hacemos bien y en lo que no nos hace bien. Esto es aceptarnos. Es la primer chispa de luz, porque una vez que reconozco mis juegos internos tengo que empezar a poner manos a la obra para comenzar a cambiarlos y sólo puedo hacer esto cuando acepto lo que observo y/o lo que siento.
Esta actitud, la aceptación, es la que nos va llevar a nuestra cuarta tríada: aceptación-trabajar-transmutar.
Aceptar en el campo espiritual, más que en ningún otro ámbito es hacerse cargo del ser que somos y acto seguido ponernos a trabajar para desarrollar el ser que vinimos a ser, transmutando nuestras emociones, patrones y energías densas en energías sutiles.
En esto no estamos solos. El universo y los seres del mundo espiritual están esperando que cada uno de nosotros despierte a esta tarea. Ellos existen para asistirnos, están esperando que desde nuestro interior demos el sí certero para que ellos también puedan poner manos a la obra y ”cuerpo a cuerpo” con nosotros trabajar y ascender en el camino que nos corresponda.
En Metafísica existe el principio de correspondencia, esto es, como es arriba es abajo. Como sea nuestra conciencia así va a ser nuestra vida,como sean nuestras ideas van a ser nuestros actos, el estado de nuestras emociones se va a reflejar en las relaciones que mantengamos.
Entonces, una vez más, seamos quienes somos llamados a ser. No dejemos pasar esta oportunidad. Arriesguémonos a la Luz. Seamos Luz. Se puede y se debe.


No hay comentarios:

Publicar un comentario