martes, 1 de mayo de 2012

La soberbia como maestra en nuestro crecimiento


Hay un tema que siempre es difícil de tocar ó que puede sensibilizar a mucha gente: la soberbia. Todos nosotros hemos sido soberbios alguna vez ó durante algún  tiempo de nuestra vida, ó  tal vez estemos siéndolo ahora sin darnos cuenta.
Algunos pasamos durante nuestro proceso de crecimiento situaciones  que nos llevan a ser soberbios como estrategia de defensa, por ejemplo, cuando nos sentimos atacados. Cuando empezamos a crecer e ingresamos  en la época en la que  comenzamos a cuestionar la forma en la que nos criaron y los parámetros con los que fuimos  criados, esa pelea en la que nos situamos  nos hace defender nuestras nuevas ideas con soberbia.  ¿Por qué esto es así?, porque estamos luchando contra un “sistema establecido” que es el de nuestra familia ó el de nuestro grupo de amigos, que no aceptan los cambios a los que nosotros nos estamos volcando, y como estamos en los primeros pasos de nuestro proceso de evolución, la soberbia es uno de los estados en los que entramos fácilmente, lo “tenemos a mano”. Nos hace sentirnos seguros con lo que pensamos. Nos defendemos de los que no nos entienden, de los que no pueden aceptar lo que para nosotros es clarísimo. Lo utilizamos como una forma de escudo y  este escudo lo podemos sostener durante muchos años.
También puede suceder  en personalidades más dóciles ó tímidas que se crían en entornos muy hostiles a su forma de ser, que esos mismos entornos les cohíban la posibilidad de expresarse mandándolos a callar todo el tiempo, para no escuchar las “tonteras” sobre las que hablan. Esto puede causar en ese ser la sensación de soberbia cada vez que se expresa, ya que tiene grabado con mucha fuerza el mandato del silencio, y hablar ó comunicar lo que sabe estaría haciéndolo saltar ese mandato.
Soberbia…es sentirse superior a otro/otros  en algún punto, porque sentimos más ó mejor, porque pensamos más ó mejor, porque hablamos mejor y más bonito, porque trabajamos más y mejor , porque tenemos más cosas ó mejores cosas que otros. Como escalón de nuestro proceso de evolución es correcto, pero sólo como eso. Mantenernos en ese estado por un lapso largo de tiempo lineal ya no sería beneficioso para nosotros, sería señal de que estamos estancados. No se puede ser soberbio toda la vida, porque la vida es cambio constante, es mutación y transmutación de estados. Quien continúa sosteniendo soberbia por una idea que mantiene hace 20 años se transforma en un ser poco creíble, porque básicamente no puede salir de donde está, no se permite crecer y aggiornarse en sintonía con nuevos conocimientos y visiones que puede ir adquiriendo.
Rescatemos a la soberbia en este aspecto: cuando comenzamos nuestro desarrollo de conciencia y la iluminamos en nosotros, es una gran maestra para aprender a Respetar y a entender al Otro. Cuando nos “corremos” de ella, del lugar en el que nos puso y que aceptamos, comenzamos a aprehender qué es lo que cada uno quiere y porqué a veces no nos entienden y nos rechazan. El otro aplica también su defensa de lo que escucha ó ve a través del rechazo, la crítica ó el autoritarismo. Al igual que nosotros hace lo que puede con lo que tiene.
Cuando nos damos permiso para evolucionar, no entramos más en determinados juegos de roles para mantener nuestros lugares, nos volvemos humildes, esto es, nos conectamos responsablemente con quienes somos y con los lugares que estamos llamados a ocupar. Y entonces dejamos atrás la soberbia, porque nos damos cuenta que ya no es un escudo útil,  pierde vigencia como herramienta.
Hay una sola soberbia que algunos seres se interesan particularmente por sostener, y que es la soberbia intelectual. Como persona amante del conocimiento siempre le pido a Dios que me mantenga bien lejos de ella. Se paga muy caro kármicamente y es absolutamente lógico que sea así, ya que como se sabe el conocimiento es Poder y no es viable utilizar el conocimiento para mostrar superioridad. El conocimiento debe servir para favorecer el bien común y el bienestar. La soberbia intelectual crea una falsa sensación de superioridad y es restrictiva, ya que siempre se mantiene atada a un plano, el mental. Lo que no fluye no avanza, lo que no avanza no evoluciona, y lo que no evoluciona pierde oportunidades.




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